jueves, 13 de enero de 2011

NECESITO AIRE


De bancos. Del riesgo que suponen. Para los que tienen dinero. Para los que lo deben. Para los que no saben exactamente en que lo tienen invertido, o quien realmente lo tiene. Para los que no saben exactamente sí, y durante cuanto tiempo, se lo seguirán prestando. Para los que su empresa va mal y para los que va bien. Del riesgo de los bancos se ha hablado desde 2008, pero se habla más ahora. Y aquí, en España, se habla ya no de bancos en general, sino de bancos en particular. De mi banco, de mis bancos. Y se pregunta con un temor como en ningún otro momento anterior nadie pueda recordar.

Hace unos días una de las gestoras más importantes del mundo, PIMCO, anunciaba la práctica retirada de sus fondos de los países periféricos europeos. El Banco Central de Suiza se veía obligado a dar una explicación de por qué no compra deuda portuguesa, el martes, el diario británico Times señalaba que la liquidez norteamericana se está retirando de los bancos europeos. Para ello citaba expresamente al fondo de dinero Vanguard, que habría retirado su liquidez de los bancos de Francia, Alemania, Italia y España, u otros gestores norteamericanos que señalaban su no disposición a renovar a su vencimiento las posiciones de liquidez en bancos europeos. Sumemos a esto lo señalado por el Banco de Portugal que ya anticipa que su sistema financiero seguirá dependiendo del BCE para obtener la liquidez necesaria este y el próximo año, o el CEO de Barclays diciendo que deben de dejarse quebrar a los bancos. Tampoco faltó nuestra propia versión. El portal financiero Cotizalia, publicaba esta semana una exclusiva en la que apuntaba que el banco norteamericano JP Morgan pronosticaba una próxima y fuerte reducción de la calificación crediticia del sistema financiero en general y del español en particular. Lo más llamativo, el descenso anunciado de seis escalones en la calificación de entidades como Caja Madrid, que junto a Bancaja o la CAM, verían su calificación crediticia reducida a la categoría de bonos basura. Otros también recibirían su ración de ajuste, incluyendo a los más grandes.
¿Cómo no preguntarse por “mi dinero” y por “mis bancos”? ¿Por qué no? Sin complejos. Que hacer si se habla cada vez más de “quitas”, o del fin de las garantías soberanas. Que menos que preguntarse por las implicaciones de más y nuevos ajustes en el sector financiero. No siempre es fácil encontrar pronta respuesta. Lo más inmediato: hacer inventario. Por el activo: Cuanto más simple mejor. Revisar donde y en que está invertida la liquidez, y hasta donde alcanzan las garantías legales. Por el pasivo: quién me presta, de que forma, cuanto de importante soy para mis bancos, cuantos tengo y quién tiene más papeletas para generar un problema a los demás bancos de mi cartera y por lo tanto a mí. De cuanta liquidez dispongo y para cuanto tiempo. No demorar renovaciones. ¿Reestructurar? Para la próxima ventana puede faltar bastante tiempo. Necesito aire.

2 comentarios:

  1. Hola Jose Manuel
    Yo hace meses que ya me he perdido y no me encuentro
    Cuidate

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  2. Nada de eso hombre.
    Amigo Jose Luis, tres o cuatro vueltas más y salimos de esta.
    Los ciclos están para esto. Ahora bien, este es largo. Lo reconozco.
    Un abrazo

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