sábado, 11 de febrero de 2012

¿RESPUESTA SINDICAL? MAL, MUY MAL



Los que tenemos obligación de vivir más cerca de la actualidad económica, estábamos el viernes sorprendidos por la falta de reflejos de las organizaciones sindicales en responder a la propuesta de reforma laboral que plantea el Gobierno Rajoy. Es tan evidente el ajuste que se exige a los trabajadores, que al analizarlo desde una perspectiva “no política”, si es que eso fuese posible, apenas cabe justificar el esperar a reuniones de carácter técnico interno, o escudarse tras aquello de “esperar a la letra pequeña” para articular una respuesta. Sorprende la falta de reflejos de los sindicatos, callados como sepulturas durante largas horas, cuando los que con mejor o peor criterio pero con menos responsabilidad, manifestamos nuestra incredulidad frente a lo que el Gobierno estaba proponiendo a la sociedad española. Tuvimos que esperar al sábado para tener un pronunciamiento de las centrales sindicales. Mal, muy mal.

Pocas veces los sindicatos tendrán tantos argumentos, pero quizá, al ser viernes, sus analistas y líderes estaban en ocupaciones de mayor responsabilidad que la de trasladar con carácter inmediato su opinión sobre la reforma. Teníamos que ser los analistas económicos los que ofrecíamos esa primera interpretación a una sociedad española expectante. Es lamentable, pero esa es la forma en la que se comporta el funcionariado sindical español. Generosamente esperamos al sábado, ¿y qué tenemos? La propuesta de una movilización el 19 de febrero. ¿Hay alguna forma de que estas organizaciones se adecuen al mundo en el que vivimos, o hemos de esperar a que movimientos como el quicemayismo acaben por superarlos y obliguen a la sociedad a encontrar mecanismos alternativos de respuesta? ¿Acaso están tan ciegos que no saben los sindicatos que son muchos los que no se sienten representados por esa especie de comisarios políticos que se representan sobre todo a si mismos?

Esta reforma a la que nos condena el gobierno, en la que el desequilibrio es tan evidente entre lo que los trabajadores han de ceder y lo que en compensación de un futuro mejor obtienen, es consecuencia sobre todo, no de una crisis de un modelo económico basado en el ladrillo, que es lo que a muchos le gusta decir para poner la responsabilidad en un imaginario, sino de una oligarquía sindical, que nunca ha querido equilibrar los intereses de quienes estaban sobreprotegidos respecto a aquellos que han tenido que soportar la carga de la desprotección más absoluta.

http://www.laverdad.es/murcia/v/20120212/economia/respuesta-sindical-20120212.html

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