martes, 27 de marzo de 2012

PAX EUROPEA


¿Por qué España ha pasado de pronto a liderar las preocupaciones del área euro? Parecía que la situación se había calmado y que podíamos mirar un poco más allá, y emitir algún juicio sobre China, o prestar algo de atención a los británicos, e incluso ocuparnos de la marcha de la economía y la política norteamericana. Pero por alguna razón la paz se ve amenazada y los problemas de la eurozona, en esta ocasión en la desagradable versión española, vuelven a agitarse con fantasmas que parecían haber dado tregua. Apenas ha dado tiempo a que aparezcan los primeros informes de los bancos de inversión en cuyos encabezados ya podían leerse títulos que se referían a una sensación de alivio tras muchas semanas de fuerte tensión, y de nuevo la prima de riesgo, la deuda y su reestructuración, los bancos, o las dificultades para alcanzar los objetivos marcados, vuelven a ocuparnos. Poco ha durado esa PAX EUROPEA impuesta a golpe de inyecciones masivas de liquidez. En cuanto algunos han querido dar por cerrado el capítulo, otros se han ocupado de poner un pié en la puerta y recordar, que después de todo, España no había hecho en 2011 sus deberes pese a que en el mes de noviembre afirmaba tenerlos hechos, y que por su cuenta y riesgo había modificado el objetivo fijado para 2012 tratando de imponerlo mediante una política de hechos consumados, basados en una supuesta credibilidad que se suponía asociada al nuevo gobierno. Quizá los mercados entienden un poco menos de partidos y más de partidas, y por mucho que las nuevas partidas vengan respaldadas por un nuevo partido, el desgaste acumulado por la marca España pesa de un modo bastante mayor de lo que nos gustaría. “Gato blanco, gato negro, lo importante es que cace ratones” Es lo que decía el viejo líder chino, que ahora habría que reinterpretar como “gato blanco o negro, que importa si no caza ratones”.

A nuestros acreedores les preocupa que no crezcamos. Pero no por su cariño y buenas intenciones. Les preocupa que no les devolvamos el dinero, y por añadidura, que la UE no tenga capacidad de afianzarnos. En diciembre, el saldo con exterior del Banco de España registraba una fuerte salida neta de capital. Más de 30.000 millones (7.000 millones en diciembre de 2010). La composición de esa salida, tiene mucho de venta de deuda pública. Los extranjeros se deshacen de nuestra deuda pública, que es adquirida por nuestros bancos, bien nutridos por el BCE. La prima de riesgo se mantiene estable, mientras, la deuda va cambiando de manos. Pero los prestamistas extranjeros creen que nuestros bancos están mal, y comprando deuda pública no solo no se van a arreglar, sino que recibirán más de lleno todavía el impacto de las dificultades que asocian al sector público y en particular al autonómico, que nunca acabaron de comprender muy bien. Y ahí están los compromisos de saneamiento de los bancos, y los presupuestarios del Gobierno con Europa, y todo con una hipótesis de contracción del 1,7%. No es que esto sea nuevo, pero hay muchas ocasiones en las que el miedo no se refleja a la par que el susto. Como las distancias son cortas, el Gobierno tiene que responder pronto, sin dejar que el miedo petrifique.

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