domingo, 4 de noviembre de 2012

EN SITUACION MUY DIFERENTE


Es lógico que esta semana casi todo se mueva al compás de las elecciones presidencialesnorteamericanas. Al fin y al cabo, es la primera economía del mundo, de cuyo PIB total representa alrededor de 20%, seguido muy de lejos por China con una producción tres veces menor.

La situación es muy diferente a hace cuatro años, tanto en relación a las posibilidades de cada candidato como a la situación económica, aunque también la política. Hoy puede decirse que  EE.UU. se ha alejado ya a una prudente distancia de la amenaza de una nueva edición de la Gran Depresión, y ha conseguido estabilizar sectores que como el financiero, el inmobiliario o el del automóvil, pusieron a la economía mundial al borde del colapso total hace apenas cinco años. En política internacional es difícil saber si el mundo es hoy más seguro, pero al menos la percepción de amenaza ha bajado lo suficiente como para que este tipo de preocupaciones hayan pasado a ocupar un lugar secundario en los análisis de proyecciones y expectativas a medio y largo plazo.  Eso podría cambiar si hacemos caso a los críticos con el candidato republicano, de quien advierten que en el terreno militar es partidario de una política de mano dura con Irán, amenazando en el frente económico con abrir una guerra comercial con China, país al que acusa de competencia ilícita y al que pretende incorporar a la lista de “manipuladores de divisa”.

Según las encuestas, los resultados son inciertos, si bien los generadores de opinión que apoyan a los demócratas, critican como falso y manipulado este aparente equilibrio y se refieren a una situación claramente favorable a la reelección del actual Presidente.  En todo caso, en lo que hay bastante coincidencia es en que de las elecciones, en las que se renuevan también la Cámara de Representantes y una parte del Senado, saldrá una Administración que habrá de lidiar con un legislativo poco amigable, pero con el que tendrá que resolver la amenaza más inmediata que tiene la economía norteamericana en el conjunto de recortes de gasto y subida de impuestos que entrarían en vigor de forma automática en lo que se conoce como  “abismo fiscal", y cuyo impacto sobre el crecimiento del PIB tendría potencial suficiente para arrastrar a la economía a un periodo de recesión. En lo económico, además de salvar esta situación, la nueva Administración tendrá que afrontar las consecuencias menos deseadas de las políticas de estímulo fiscal y monetario que han permitido eludir la depresión, y tendrá que elegir donde pone el énfasis en cuanto al reequilibrio de las cuentas públicas, si en políticas de incremento de ingresos, o por el contrario en el recorte de gastos.  Será también un mandato en el que es probable un relevo al frente de la Reserva Federal. Su actual titular, que no es del agrado republicano,  parece haber manifestado su deseo de dejar el cargo cuando finalice su segundo mandato en enero de 2014.

Para España, en lo económico, las elecciones norteamericanas no son un factor particularmente crítico. España aborda ahora la parte del ajuste que afecta al sector público, y por lo tanto en clave interna. La mejora de la competitividad exterior habrá de venir vía ajuste interno, porque ni de republicanos ni de demócratas cabe esperar una política de dólar fuerte, aunque es este escenario el que con mayor probabilidad hayan de afrontar.     


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