jueves, 25 de julio de 2013

MIENTRAS EUROPA DUERME


Si hay una institución que ha perdido mucha de su supuesta importancia es el G20, al que llegó a hacerse referencia en la fase inicial de la crisis como una especie de gobierno mundial. La reunión de hace unos días en Rusia, no ocupó ni de lejos el espacio que se dedicó a las cumbres que se suponían dirigidas a salvar al mundo, y sin embargo algunos de los movimientos que pueden estar teniendo lugar ahora puedan de algún modo tener que ver con lo que se trató en el G20. 

Una reunión en ese formato está bastante cerca de ser inútil, pero aunque su utilidad difícilmente puede compararse con la de otros foros más reducidos, al menos puede  servir como caja de resonancia de tendencias que los países más importantes imprimen a sus políticas económicas. Resulta que apenas unos días después de celebrado el G20 en el que hablaba de apostar por el crecimiento, dos de las principales economías del mundo hablan de cambios, de intenciones y de medidas para estimular el crecimiento. 

Ayer mismo China revela un plan de “mini estímulo” que supone eliminar impuestos a pequeñas empresas, reducir costes de exportadores o liberar fondos para la construcción ferroviaria. La mayoría medidas del lado de la oferta y por la tanto con mayor potencial de incidir en el crecimiento. En una línea similar el Presidente de EE.UU. anunciaba ayer el comienzo de conversaciones sobre nuevas iniciativas económicas, que implican revisiones fiscales, apoyo a la industria y al empleo.  Está anunciando el camino de EE.UU. en otoño. En Europa,  adormecidos por el calendario electoral alemán, hemos de conformarnos con disfrutar de un dato de PMI que en julio se va a 50,4 y por lo tanto entrando en zona de expansión. Es algo.

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