martes, 6 de marzo de 2018

GUERRA CIVIL EN LA CASA BLANCA



Las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar” Trump dixit. En una serie de tweets en la mañana del viernes, el presidente norteamericano abrió definitivamente uno de los frentes más importantes de su mandato. El anuncio de imposición de tarifas a la importación de acero (25%) y de aluminio (10%), nos retrotrae a 2002 cuando Bush anunció la imposición de tarifas a la importación de acero -entre el 8% y el 30%- de las que exceptuó a México y Canadá. Entonces, a pesar de que la OMC la declaró ilegal y amenazó con fuertes sanciones, las tarifas se mantuvieron durante 22 meses y solo fueron retiradas cuando la UE amenazó con imponer tarifas a importaciones claves en Estados donde el presidente podía ver amenazado su respaldo electoral. En esta ocasión, no hay -al menos inicialmente- países exentos, y dado el menosprecio que la Administración muestra por las instituciones multilaterales, las amenazas de la OMC caerán en saco roto, de modo que con toda probabilidad entraremos en una escalada de que afectará al comercio mundial. La respuesta más inmediata y dura procede de la UE y en boca del Presidente de la Comisión, puede tener por objeto inicial productos como motocicletas, bebidas destiladas y pantalones vaqueros, pero ya se prepara una lista de más de 100 productos que podrían ser objeto de tarifas a los 90 días de cualquier acción formal norteamericana. Mientras Canadá -la más afectada- se ha limitado a calificar el anuncio como inaceptable, aun no hay respuesta de la poco afectada China. Cabe que la forma repentina en la que ha estallado el conflicto, haga que sus astutos dirigentes esperen a que los norteamericanos se cuezan un poco en su propia salsa antes de dar una respuesta.

Y es que el estallido del presidente se produce en medio de lo que las crónicas refieren como una guerra civil en la Casa Blanca, donde tanto los líderes de su Consejo Económico como de Seguridad han mostrado su desacuerdo, que es mucho más manifiesto por parte de su Secretario de Defensa que se ha opuesto públicamente, pidiendo que cualquier imposición de tarifas excluya a países de la OTAN como Canadá o Alemania o aliados sensibles como Japón o Corea.  Cuando la guerra civil enfrenta abiertamente al Presidente con los líderes de su Consejo Económico y de Seguridad, es quizá más sabio esperar. El equilibrio inestable que se mantenía en la Administración saltaba por los aires tras la salida el mes pasado del secretario del gabinete del presidente, y este anuncio vía Twitter es la manifestación más importante de lo convulso que está resultando el mandato de Trump. Este aparente comportamiento irresponsable, no es tomado a la ligera por los mercados, que saben que los anuncios del presidente no dejan de tener una clara intencionalidad económica producto de una forma mercantilista de entender las relaciones económicas internacionales.  Como ya ocurrió en 2002, los mercados han respondido con recortes y el dólar que pretendía sacar cabeza con la excusa del relevo en la FED, vuelve a retroceder. Es solo el principio, de modo que, como los chinos, vamos a esperar, pero el anuncio abre un periodo donde todos los agentes del mercado van a revisar sus expectativas. Lo más evidente es serán revisadas al alza las de inflación, con ello las de tipos de interés, en un efecto dominó de consecuencias aventuradas, en las que el dólar no suele salir bien parado. Al fin y al cabo, la guerra en el Siglo XXI es económica, y el presidente norteamericano acaba de declararla.

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